Salir
Salí, sin ser notada
San Juan de la Cruz
Salir, siempre salir. El éxodo es mi patria.
Encontrarse saliendo una y otra vez
del hogar esclavizante. Afrontar
la libertad de partir continuamente
al retomar la llave que impedía
el paso decisivo: despedirse.
Que la casa se transforme en campamento
a desmantelar cada mañana. Que la marcha
se inicie, puntual, en la precisa hora,
la que obliga a encarar el adelante
y no mirar hacia atrás, no prolongar
el adiós junto a la inminencia del trayecto.
Jugar la apuesta cifrada por el ir
permanente, en perseverante riesgo. Abdicar
del poder que acumula lo individual
encerrado en un glóbulo monádico y lo social
establecido. Renunciar a lo anterior ya confortable
y a lo exterior vuelto adherencia. Destapar
significados no fijables al sentido de todo.
Desconfiar ante la situación que parece detener
el tiempo y el espacio de este fluido universo
cuyo objeto es expandirse. Escapar de la parálisis
marmórea fabricada por el éxito. Preferir, más bien,
la elástica materia del fracaso
con la que se puede moldear una figura
fugitiva de la gloria: ella aligera el equipaje.
Alejarse del dogma intransitivo. No atender
la fórmula mapificada como límite
de la constante expedición que amplía la verdad.
Arriesgarse al nomadismo de la mente,
el que descubre las infinitas aperturas
de un cuerpo, de un texto, de un momento,
de un paréntesis monótono, de un clausurado círculo.
No proyectar lo imprevisible. Imitar
la sobreabundancia trascendente
que penetra, hasta el tuétano, este mundo
pero no sedentariza en él su plenitud
invitando a la perpetua búsqueda.
Mas el deseo central que explica la salida,
su auténtico móvil, su horizonte,
es, a semejanza del autoolvido de Dios,
quien creó fuera de él otra realidad
diferente a la absoluta tan sólo para dársele,
el abandono de sí mismo en el amor.
Armando Rojas Guardia
Poeta venezolano. Nacido en Caracas en el año 1949. Publicados anteriormente aquí: “¿Y si fuera verdad..?” , “La noche del deseo” y “Causa perdida”. Entre sus poemarios se encuentran: “Del mismo amor ardiendo” (1979), “Yo que supe de la vieja herida” (1985), “Hacia la noche viva” (1989), “Fuera de tiesto” (2008), entre otros. Fue miembro del grupo Tráfico y participó en el Taller de Calicanto y Antonia Palacios.
Y aprendes a despedirte, a decir adiós, para cambiar. Porque existe una inquietud que te mueve, que desea arriesgarse por todo aquello que está afuera, que aún no has visto. “Salir, siempre salir”… como aprendido desde siempre, porque nacemos para partir. “Arriesgarnos al nomadismo de la mente”, el darse la oportunidad sagrada de sorprenderse, invitando a la búsqueda, al eterno movimiento.
Pasar del adiós al encuentro, del resguardo a la apertura y penetrar el mundo, abandonarse, una y otra vez, al amor. Redescubrir (se) amerita movimiento.
Gracias mom, este poema va para vos.