Poema #76.
Todas las cartas de amor son ridículas.
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
Álvaro de Campos.
Heterónimo de Fernando Pessoa. Entre todos los heterónimos, fue el único en manifestar diferentes estilos poéticos a lo largo de su obra. Ingeniero de educación inglesa y origen portugués, pero siempre con la sensación de ser un extranjero en cualquier parte del mundo. Comienza su trayectoria como un decadentista (influenciado por el simbolismo), pero luego se adhiere al futurismo. Tras una serie de desilusiones con la existencia, asume una vena nihilista, expresada en aquel que es considerado uno de los poemas más conocidos e influyentes de la lengua portuguesa: Tabacaria. Aquí pueden leer sobre Fernando Pessoa.
Hoy es catorce de febrero, un día en el que todas las parejas (y todos los amores, que no siempre son lo mismo) sienten la necesidad (social y personal) de celebrar su sentimiento. Muchas de las cosas que hacemos en días como éste son, ciertamente, ridículas; esdrújulas ridiculeces, parte de la vida, porque «al fin y al cabo sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor son ridículas». Entregarse al amor es entregarse al riesgo, a la incertidumbre y al vacío que llena el otro. Estamos conscientes, todas estas muestras de amor (sobre todo las que hacemos en días como hoy) son ridículas, sino no serían muestras de amor.
Disfruten el día, entonces, como disfrutarían cualquier otro. Escriban cartas de amor, tanto o más ridículas que las que jamás han escrito y leído, arriésguense y hagan el ridículo, porque si hay algo por lo que vale la pena hacerlo, es por amor. Si eso fracasa, siempre tendrán el amor después del amor, y seguirá la vida, siempre sigue. Los catorce de febrero no permiten a las parejas sentirse tan únicas como ellas creen serlo; como dice Clarice Lispector, de lo que no estamos conscientes (y que parecemos notar levemente en días como hoy) es de que «reinventamos la copia» en cada acto amoroso, en cada carta de amor, en cada relación y cada día.
@SaetasdeLuis